Mejora tu estado de ánimo con neurociencia
La felicidad es una emoción con varias definiciones, dimensiones y que puede variar acorde a la perspectiva individual ya que depende de diversos factores, estos pueden ser exógenos (conductuales, geográficos, socioculturales y experiencias de vida) o endógenos (biológicos, de carácter, cognitivos). (1)
Si bien ser feliz puede depender de muchas cosas, la realidad es que para poder desarrollar la sensación de felicidad es necesario también tener buena salud, pues en realidad este sentimiento, al igual que muchos otros, están producidos por los efectos químicos de sustancias en el cerebro llamados neurotransmisores.
Los neurotransmisores, son sustancias que comunican información entre la red neuronal del cerebro, es decir, “mensajeros” en forma química. Estos interactúan entre sí en un delicado balance que se lleva a cabo en la amígdala, el sistema límbico y el hipocampo, las áreas cerebrales responsables de la regulación de las emociones, entre ellas, la felicidad. (1)
Bioquímicamente hablando, ser feliz es bueno para la salud, pues estudios han encontrado que neurotransmisores como la dopamina, tiene un efecto positivo a nivel cardiovascular, disminuyendo la presión arterial y frecuencia cardiaca. También se ha demostrado que ciertos neurotransmisores, como la serotonina, influyen también la motilidad intestinal y diversos procesos digestivos. Además se ha documentado que las endorfinas, un tipo de neurotransmisor, ayuda a mejorar la tolerancia al dolor y promueve la sensación de bienestar e incluso de euforia.
De este modo, para vivir y poder experimentar felicidad y bienestar, es necesario producir adecuadamente estos neurotransmisores, lo cual depende de factores relacionados con el estilo de vida, como la alimentación, actividad física y hábitos diarios. Diversas investigaciones científicas han encontrado que existen actividades que promueven la producción de estas sustancias a nivel cerebral.
A continuación se hace una revisión de prácticas que puedes incorporar a tu día a día para ayudar a tu cerebro a ser más feliz.
La práctica de la gratitud se asocia con grandes beneficios a la salud mental e incluso a la salud a nivel físico (2). Algunas intervenciones han reportado que implementar esta práctica se relaciona con menores niveles de marcadores inflamatorios que se han visto involucrados en múltiples patologías, desde alteraciones metabólicas como diabetes, resistencia a la insulina e hipertensión arterial, hasta cuadros de enfermedades autoinmunes y cáncer (3).
El contacto físico, especialmente abrazar por periodos prolongados de tiempo promueve la producción de oxitocina, famosamente conocida como la “hormona del amor”. Abrazar promueve la liberación de este neurotransmisor reduciendo los niveles de estrés, mejorando la tolerancia y respuesta al dolor además de promover la relajación física liberando tensión muscular. Abrazar también se ha relacionado con un mejor funcionamiento del sistema inmune y mejorar la calidad de sueño. Desde la perspectiva psicológica, abrazar también tiene efectos positivos, pues esta práctica se relaciona con mejorar la confianza, aportar seguridad, mejorar el autoestima y la motivación (1).
Hacer una actividad que genuinamente provoque disfrute es una de las mejores maneras de aumentar la producción de serotonina y dopamina. Aprender una nueva habilidad o hacer algo fuera de la zona de confort puede resultar un gran reto, sin embargo estudios han demostrado que las personas que tienen hobbies o practican cosas nuevas de manera frecuente reportan mayores índices de bienestar y felicidad, además de que mejora la memoria y la capacidad cognitiva (1). Lo importante en un hobbie, existiendo tantos, es encontrar algo que aporte un gusto auténtico, independientemente de que tan “bueno” o “malo” sea, pues la respuesta a la emoción que provoca dicha actividad es lo que favorece la secreción de los neurotransmisores y no el “éxito” como tal, en su desempeño.
El contacto directo con la tierra o “grounding” ha sido utilizado como técnica en diversas intervenciones para mejorar la salud y el bienestar, consiste en el contacto directo de la piel con la tierra, especialmente los pies (4). Esta intervención se ha utilizado como parte del tratamiento en pacientes con depresión, mostrando que puede traer grandes beneficios físicos y mentales. Entre estos se incluyen disminución en marcadores inflamatorios, presión arterial y respuesta de frecuencia cardiaca además de que promueve la liberación de serotonina en el cerebro lo cual provoca sensación de bienestar, mejorando de esta forma la calidad de vida (5).
El escuchar música o bien tocarla mediante algún instrumento se ha estudiado desde la perspectiva cerebral recientemente, encontrando que esta actividad excita diversas estructuras cerebrales, incluyendo áreas destinadas al desarrollo cognitivo, procesamiento de señales sensoriales y motoras así como la regulación de emociones (7). Debido a esto la terapia musical se ha implementado en diversos campos como parte del tratamiento de enfermedad como alzheimer, depresión, ansiedad, esquizofrenia, demencia y trastornos del sueño encontrando resultados muy favorables (8).
Esta es una práctica que ha tomado mucho interés a nivel científico recientemente, pues se ha encontrado que la meditación tiene la capacidad de inducir cambios morfológicos en el cerebro. Diversas investigaciones han encontrado que las personas que meditan tienen mayor sensación de bienestar, mejores indicadores cardiovasculares (9), además de que mejora la capacidad cognitiva y la memoria. Las herramientas de meditación se han utilizado con éxito como parte de intervenciones dirigidas a la ansiedad y depresión clínica (10).
Si bien estos hábitos y prácticas se relacionan con una mejoría en el estado de ánimo y aumento del bienestar, la realidad es que puede haber casos donde esto no sea suficiente. Siempre es recomendable que cuando se realiza un diagnóstico como ansiedad, depresión o se quiera mejorar la salud mental, se lleve a cabo una valoración médica completa, pues en ciertos casos, estos cuadros pueden estar relacionados con deficiencias nutricionales, disbiosis intestinal, alteraciones hormonales o bien enfermedades subyacentes que requieren un tratamiento específico e individualizado.
Referencias
- The Neuroscience of Happiness and Pleasure.Kringelbach, M. L., & Berridge, K. C. (2010). Social research, 77(2), 659.
- Positive Psychology and Gratitude Interventions: A Randomized Clinical TrialCunha, L. F., Pellanda, L. C., & Reppold, C. T. (2019). Frontiers in psychology, 10, 584.
- A systematic review of gratitude interventions: Effects on physical health and health behaviorsBoggiss, A. L., Consedine, N. S., Brenton-Peters, J. M., Hofman, P. L., & Serlachius, A. S. (2020). Journal of Psychosomatic Research, 135, 110165.
- The Effects of Grounding (Earthing) on Bodyworkers' Pain and Overall Quality of Life: A Randomized Controlled TrialChevalier, G., Patel, S., Weiss, L., Chopra, D., & Mills, P. J. (2019). Explore, 15(3), 181-190.
- Integrative and lifestyle medicine strategies should include Earthing (grounding): Review of research evidence and clinical observationsMenigoz, W., Latz, T. T., Ely, R. A., Kamei, C., Melvin, G., & Sinatra, D. (2020). Explore, 16 (3), 152-160.
- Exploring neural mechanisms of the health benefits of gratitude in women: A randomized controlled trialHazlett, L. I., Moieni, M., Irwin, M. R., Haltom, K. E. B., Jevtic, I., Meyer, M. L., ... & Eisenberger, N. I. (2021). Brain, Behavior, and Immunity, 95, 444-453.
- The neuroscience of music; a review and summaryWang, S., & Agius, M. (2018). Psychiatria Danubina, 30 (suppl. 7), 588-594.
- A neuroscientific perspective on music therapyKoelsch, S. (2009). Annals of the New York Academy of Sciences, 1169 (1), 374-384.
- Mindfulness meditation and psychopathology.Wielgosz, J., Goldberg, S. B., Kral, T. R., Dunne, J. D., & Davidson, R. J. (2019). Annual review of clinical psychology, 15, 285.
- Benefits of mindfulness meditation in reducing blood pressure and stress in patients with arterial hypertension.Ponte Márquez, P. H., Feliu-Soler, A., Solé-Villa, M. J., Matas-Pericas, L., Filella-Agullo, D., Ruiz-Herrerias, M., ... & Arroyo-Díaz, J. A. (2019). Journal of human hypertension, 33 (3), 237-247.